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Iniciado el curso escolar en Kanso, con dificultades por la crisis del país


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Mali sigue en crisis, y la situación del país está afectando a nuestra labor más de lo que nos gustaría.


Tras la retirada del ejército francés, y ante la salida inminente de las fuerzas de pacificación de la ONU, Mali está reforzando su política de acercamiento a Rusia. El gobierno militar cuenta con el apoyo de gran parte de la población. Los ataques terroristas han disminuido, y tras tomar la población de Kidal, el ejército maliense parece haber recuperado el control del norte del país.


Sin embargo, la supresión de la ayuda presupuestaria europea y de otros organismos internacionales ha agravado mucho la situación económica. Los cortes en el suministro eléctrico ya son habituales incluso en la capital Bamako, y la población sufre el incremento de precios, en especial del transporte y la alimentación. A eso hay que sumar el impacto de la baja pluviometría en la agricultura, una actividad económica clave en buena parte del país.


El Estado está recortando gastos, y el sistema educativo se resiente. Nuestra escuela de Kanso no se ha librado de los recortes: para el curso 2023-24, las autoridades nos asignaron inicialmente tan solo cuatro profesores (dos en calidad de directores, de primaria y secundaria). El año pasado nos habían asignado nueve.


Ante esta situación, decidimos retrasar la contratación de profesores a nuestro cargo, e iniciar un proceso de negociación con la dirección educativa, renovada este año. Tras contactar con el gobernador de la región de Sikasso, conseguimos reunirnos con ellos en el poblado a principios de noviembre. Sin embargo, no pudimos establecer una buena relación de colaboración. Constatamos indicios de corrupción por parte de cierto cargo directivo, en confabulación con dos miembros del comité de gestión de nuestra escuela. Estos dos miembros del comité habían además manipulado a profesores y gente del poblado para ocultar información comprometedora. Pudimos finalmente expulsarlos del comité a finales de noviembre, gracias al apoyo de las autoridades locales y los padres de los alumnos.


El curso escolar se inició en octubre (fotos), aunque afectado por toda esta situación. Además, ante la incertidumbre, decidimos retrasar la puesta en marcha de la cantina escolar. La guardería infantil, al depender tan solo de Ecos de Mali, no se vio afectada, e inició su actividad sin retraso (fotos).


Finalmente, y gracias a la intervención del alcalde de la comuna de Niéna, a la que Kanso pertenece, el Estado nos ha asignado los cinco profesores de secundaria, y dos de los seis necesarios para primaria. Ahora estamos en proceso de contratar a los cuatro restantes, y poniendo en marcha la cantina.


Como la falta de profesorado también ha afectado a las escuelas vecinas, estamos recibiendo muchas solicitudes de inscripción de alumnos, especialmente en secundaria. La gente confía en que Ecos de Mali podrá manejar la situación. En algunas clases ya tenemos más de sesenta alumnos inscritos, una cantidad excesiva para nuestros estándares. Estamos estudiando también cómo alojar a los alumnos de poblados lejanos. Algunos tienen que desplazarse veinte quilómetros diarios.


La nueva situación exigirá aumentar nuestro presupuesto para la escuela de forma significativa. Aún es pronto para saber con cuántos alumnos contaremos, aunque estimamos que podrían ser entre un veinte y un treinta por ciento más que el curso anterior.


En este contexto desfavorable, cabe destacar que el huerto, el tractor y las instalaciones agrícolas están siendo de gran utilidad para paliar la crisis económica y alimentaria en el poblado.

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